16/4/10

Antecedentes Históricos


ANTECEDENTES HISTORICOS

Mirada al pasado
En las tierras que hoy ocupa el estado de Oaxaca se asentaron los primeros pobladores hace miles de años, tal y como se manifiestan los yacimientos repartidos por todo el estado y son excelentes muestras de civilizaciones con un alto grado de desarrollo. Sus campos y montañas vieron llegar a los colonos españoles, fueron testigos de la lucha por la Independencia y de las sacudidas sociales y políticas que la siguieron, así como de la Revolución Zapatista y la llegada de la modernidad. Un recorrido de siglos que ha ido dejando su huella en distintos puntos del territorio.
Oaxaca es la cuna de varios personajes decisivos en la historia del país, como los presidentes Benito Juárez y Porfirio Díaz que, sin duda, marcaron los rumbos de la nación. En su suelo también se produjeron hechos y batallas relevantes en los procesos independentistas y revolucionarios, que hacen de Oaxaca un referente imprescindible  para entender la historia del país.
Fundación de Oaxaca

El 25 de noviembre de 1521, el conquistador español Francisco de Orozco y Tovar concentró sus fuerzas en Huaxyácac ("en la punta de los guajes", en náhuatl), paraje donde los mexicas habían establecido un puesto militar desde 1486. En aquella ocasión el clérigo Juan Díaz ofició una misa, cuyo aniversario se celebró por muchos años como fecha de la fundación de la ciudad. Hacia principios de 1522 llegó a la zona Pedro de Alvarado para contribuir al sometimiento de los indígenas. Orozco y Alvarado iniciaron una villa española que llamaron Segura de la Frontera, que pronto se despobló porque los colonos decidieron volver a establecerse en Huaxyácac. Este primer grupo aumentó con la hueste de Pedro Almíndez Chirinos, hacia 1524. El alcalde de esta comunidad, Andrés de Monjarraz, solicitó al rey autorización para formalizar la puebla, lo cual aprobó Carlos V por cédula del 14 de septiembre de 1526, ordenamiento que se ejecutó hasta 1528. Así surgió la villa de Antequera de Oaxaca, cuya denominación combina aquel locativo andaluz con el antecedente prehispánico de la fundación. (Palomo, 1993. P 134)



Cuando el 6 de julio de 1529 Carlos V le concedió a Hernán Cortés el titulo de marqués del Valle de Oaxaca, excluyó de las posesiones asignadas a éste la ciudad hispanomexicana de Antequera. La traza de Oaxaca la hizo Alonso García Bravo, quien años antes había planificado la ciudad de México por órdenes de Cortés. El urbanista llegó a Antequera en 1529. Después de evaluar las condiciones generales del medio físico y de observar las características del terreno, decidió iniciar las labores en el área que podría quedar más convenientemente protegida de los vientos, o sea al sureste de la pequeña eminencia llamada Tanilaonaya o Laoni (“cerro de bellavista”, en zapoteca), más tarde conocida como Cerro del Fortín; y escogió en seguida un punto intermedio entre los dos ríos que cruzaban el valle, el Atoyac y el Jalatlaco, para ubicar la plaza, de planta cuadrada a partir de la cual definió dos ejes, uno de norte a sur y otro de oriente a poniente, aunque inclinado éste unos cuantos grados para compensar la iluminación y el asoleamiento que se presentan en la región debido a su latitud.

La plaza, al igual que en otras localidades mexicanas fundadas o repobladas por españoles, no fue únicamente la base de la composición urbana, sino el espacio de mayor significación: sede de los poderes, centro de reunión de la comunidad, indicador de los rumbos y elemento rector de las calles que de ella partían y de las manzanas que, al ritmo del crecimiento de la población fueron envolviendo. El trazo de García, que seguramente se hizo a cordel y bajo su supervisión, quizá no fue más allá de unas cuadras, pero ello fue suficiente para evitar las cabeceras y dejar establecido que las manzanas deberían ser, como la plaza, de planta cuadrada de 100 por 100 varas.

La división en predios y los futuros desarrollos de la ciudad quedaron definidos gracias también a esa sabia disposición. Sin embargo, la villa quedó rodeada por las tierras del Marquesado del Valle de Oaxaca. Esa situación provocó algunos conflictos, al fin resueltos cuando la reina Juana, de 1532, dotó a la población de una legua a la redonda, con destino a ejido, dehesas, estancias y huertas.

Con esa misma fecha, Carlos V le otorgó a la villa el título de ciudad. Poco más de 300 años después, el caserío de la capital ocupaba un área de 4.5 km² , según plano levantado en 1848 por órdenes del gobernador Benito Juárez.

Primeros pobladores 

Según los vestigios aparecidos en distintos puntos del estado, se cree que los primeros habitantes se asentaron en la zona de los Valles Centrales alrededor del año 7500 a.c. Se trataba principalmente de dos civilizaciones muy próximas entre sí, aunque rivales en su lucha por el territorio: los zapotecas y los mixtecas.
Los primeros lograron un gran desarrollo en torno a Monte Albán, su capital que floreció entre los años 500 a.c y 750 de nuestra era. Desde entonces, fue perdiendo importancia hasta el año 1325, cuando es definitivamente conquistada por los mixtecos, que venían del norte, empujados por el pueblo mexica, siendo el periodo de máximo esplendor.
Durante el siglo XV, zapotecas y mixtecos se hallaban inmersos en una lucha contra los mexicas para evitar perder el control del comercio con Centroamérica, hasta la llegada de los españoles, que supuso una ruptura con todo lo conocido anteriormente por estos pueblos.
Época colonial
Una vez conquistado el imperio mexica en el año 1521, Hernán Cortés ordenó a Pedro de Alvarado emprender la ocupación de los territorios del sur de México. Debido a su superioridad técnica y a las disputas existentes entre las distintas civilizaciones en aquella época, la conquista de estos territorios no presentó demasiados problemas para los españoles, que iniciaron pronto la colonización.
Paralelamente a la conquista militar, los frailes dominicos comenzaron en la zona el proceso de evangelización, ordenando construir numerosos templos. La muerte de un gran número de indígenas por las epidemias y las condiciones de trabajo obligó a los españoles a reprobar algunas zonas con esclavos negros provenientes de África, principalmente en la región costera.
Los trabajos, en un régimen de esclavitud, el descontento por la situación económica y los acontecimientos ocurridos durante el siglo XIX, como la Independencia de Estados Unidos y la invasión francesa en España, motivaron los movimientos independentistas, que acabaron con la liberación definitiva del país en 1821.
México independiente

En el año 1846 se produjo la invasión de México por parte de Estados Unidos, quien le arrebató casi la mitad de su territorio. Casi un decenio después de terminar la Guerra de intervención norteamericana, los liberales promulgaron el Plan de Ayutla, molestos por la pérdida territorial, y opuestos al régimen de Santa Anna. Durante los tres años que duró la Guerra de Reforma, el gobierno de Oaxaca se mostró partidarios de los liberales. (Palomo, 1993, p140)
El oaxaqueño Benito Juárez llegó entonces al poder e interrumpió el pago de la deuda externa a las potencias europeas. Pretexto utilizado por las tropas napoleónicas para invadir México. En 1864 el ejército francés entro en territorio oaxaqueño y ocupó la capital durante dos años. Sin embargo, las batallas se siguieron librando y el ejercito republicano consiguió libera Oaxaca, para marchar más tarde sobre Puebla y la Ciudad de México, derrotando finalmente a las tropas de Maximiliano.
Benito Juárez gobernó hasta su muerte en 1872, un periodo en el que tuvo que sofocar varios levantamientos. Tras su fallecimiento, Porfirio Díaz se levantó contra el gobierno republicano en lo que se conoce como la Revolución de Tuxtepec, que lo llevó al poder.
La Revolución Zapatista

Profirió Díaz se perpetuó en el poder, consolidando un periodo dictatorial conocido como el porfiriato. Bajo este régimen se instaló el alumbrado público en la ciudad de Oaxaca, se establecieron kilómetros de línea telegráfica y se conectaron las principales ciudades del estado por medio del ferrocarril. Sin embargo, las protestas ante la falta de libertad arreciaban por todos los rincones del país. Sobre todo desde la publicación del diario anarquista Regeneración, dirigida por los hermanos oaxaqueños Ricardo y Enrique Flores Magón.
En este ambiente de protesta, el líder revolucionario Emiliano zapata se reunió en Cuautla Morelos, en el año 1906 para organizar a los campesinos en la lucha contra los intereses de los ricos hacendados. Tres años bastaron para sembrar la semilla revolucionaria en el estado de Oaxaca. En 1909, el líder Francisco I. Madero visitó la capital y apenas un año más tarde aparecieron los primeros focos de revuelta en Tuxtepec, con un grupo de dirigentes autodenominados Ejercito Libertador Benito Juárez. Ante el avance de los insurgentes, Porfirio Díaz abandonó el país en 1911. Las luchas entre los líderes revolucionarios, que provocaron varias conspiraciones, asesinatos y combates entre las distintas facciones, acabaron con la proclamación, el 5 de febrero de 1917, de la nueva constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que trajo la estabilidad del país. (Pinza, 2010, p 31)

Época contemporánea
 
La década de los años veinte arrancó con la nueva Constitución Política Oaxaqueña. En 1922 se juro el documento que integraba al estado dentro de la República Mexicana, designando a la ciudad de Oaxaca como capital estatal. Solo seis años más tarde se produjo una serie de terremotos, cinco en total, que dejó en ruinas a muchos de los edificios citadinos. Pero esto no sería sino un anticipo del gran temblor de 1931, el mayor temblor acaecido en la historia del territorio. Este grave suceso dejó a las ciudades oaxaqueñas, y sobre todo a la capital, prácticamente arrasadas. Los siguientes años se caracterizaron por hambrunas y migraciones hacia la Ciudad de México en busca de un futuro mejor. Sin embargo, también fue una década de grandes descubrimientos, como el de los restos arqueológicos de Monte Albán, rescatados en 1932. Fue, además, el primer año de la celebración de la fiesta conocida como La Guelaguetza. (Pinza, 2010, p 160)
Trece años después del gran terremoto, otro fenómeno natural desembocó en tragedia el día 27 de septiembre de 1944 unas lluvias torrenciales inundaron Tuxtepec causando la muerte a cientos de personas. Ya en los años cuarenta y cinco se dieron varios pasos hacia el desarrollo de las infraestructuras del estado, como la construcción del tramo Izúcar-Tehuantepec de la carretera Panamericana o el inicio de la carretera entre la ciudad de Oaxaca y Tuxtepec. En 1953 se inauguró la presa Miguel Alemán, iniciada cuatro años antes. Seis años más tarde, en 1959, el profesor y arqueólogo Roberto Gallegos, inició la excavación de las tumbas de Zaachila.
Los años setenta estuvieron impregnados por los movimientos estudiantiles, que desembocaron en los disturbios del 77, los cuales hicieron caer al gobierno del estado. Tras la pacificación de los universitarios, se dio un impulso al mundo cultural, con medidas como la creación de la Casa de la Cultura Oaxaqueña o la instauración del Festival de Primavera. En 1990, la conurbación de Oaxaca superó por primera vez, los 300 000 habitantes. El peso poblacional de la capital propició la construcción de la autopista a la Ciudad de México, finalizada en 1994. Esta década también marcaría una creciente preocupación por el medio ambiente, con la creación en 1998 del Parque Nacional Huatulco. El año 2007 recordaría un hito histórico, el aniversario de los 150 años de la Jura de la Constitución en Oaxaca.

3 comentarios:

Tah dijo...

En las citas te falta la pag.

Tah dijo...

Siguen faltando las citas

mi blogg dijo...

hola me justaria que me pudieras a lludar con un trabajo que consta con la investigacion de un suceso que paso ase 10 años en el estado de oaxaca por tu ayuda gracias